jueves, 25 de septiembre de 2008

Cuatro cruces

Yo no estoy en el monte viéndote partir, estoy siglos más adelante. Escribiendo en una computadora, yendo a clases, tomando café. ¿Por qué me enviaste acá? Honestamente hubiera preferido no estar aquí y estar allá, pasando a la historia sin nombre, pero junto a ti, hombre de mis amores.

No estoy parado junto a tu cruz, ni corriendo para no ser apresado, estoy leyéndote, años distancia de donde estás. Puedo ver dónde estás. Pero estoy acá. ¿Podría viajar en el tiempo y alcanzarte?

Quiero estar ahí, quiero ser el otro que no aparece en el relato y ayudarte a cargar el madero. Que seamos dos y no tan sólo ese hombre de Arimatea. Yo quiero recibir los escupitajos junto a ti, esas vejaciones que te gritan. No soy tan tolerante a los golpes y me deprimen las agresiones, pero prometo querer aguantar y caminar contigo ahí. No quiero leerte, quiero que mis manos se astillen y mis rodillas se raspen, quiero no saber que a los tres días te nos aparecerás, regresarme a casa desilusionado, llorar amargamente por que te nos has ido, aliarme a Tomás y juntos pedir señales con el ceño fruncido y el dolor disfrasado de pesca y redes. Quiero caer al suelo y besar tus pies sucios, lavarlos de ser posible, recojer las migajas de pan que caen de tu mesa, o ser el cuarto hermano que ve resucitar a Lázaro. O ser el mejor amigo del peor de los ladrones recaudadores y alcanzar a entrar a una casa a donde llega la salvación de noche. Si con esto puedo verte, entonces en el peor y mas doloroso de los casos...

¡¡Que haya cuatro cruces en el monte donde estás!!

3 comentarios:

pamela dijo...

wow.

a veces pienso que vivimos una tension en nuestra vida cristiana actual aun mas profunda que la que vivieron los que caminaron con Jesus en la tierra. por lo menos cuando habia ido, ellos tenian una cara en sus mentes, una voz en sus oidos, el recuerdo directo de sus manos fuertes y sanadoras...

pero junta a la tension hay una bendicion escondida que Jesus mismo identifico cuando Tomas le pidio tocar sus manos heridas--que nosotros, tan lejos de poder tocar a Jesus de manera fisica, si creemos, experimentamos su presencia de otra forma especial.

pero aun sabiendo eso, como ser humano, a veces yo tambien prefereria haber sido parte de estos 33 anos...para haber entendido mejor el sufrimiento, el amor que le llevo al Calvario.

gracias por compartir tus reflexiones, amigo. disculpe mi comentario tan largo.

Abdiel dijo...

JAVIER, QUE HERMOSO TEXTO!

Alejandra Ortiz dijo...

Gracias, gracias por no quedarte con estas palabras y compartirlas con nosotros Javier, y gracias Pamela por dejar tus comentarios porque me identifico con esa tensión de la que hablas.
Comprender el pasado no es sencillo, pero a veces pienso que el presente tampoco lo es...