miércoles, 16 de julio de 2008

de nuevo en un café....

...en un café, en otra ciudad. No sé que tengan de especial los cafés para esta generación, pero por la misma razón que son importantes para todos, son importantes para mi. Un lugar de encuentro, muchas veces con amigos, en ocasiones sola con el Eterno acompañante de mi vida. Ahora, en otra ciudad, con gente que me recibe, con una mochila a cuestas y libros adentro, me siento en casa, en casa porque Su morada es dentro de mi, y le encuentro cuando voy en el camino y cuando me detengo, cuando descanso y cuando no paro, cuando gasto lo que soy en aquello que vale más la pena, cuando nuestras manos trabajan para lo que nunca termina, y para el que nunca descansa. Sí, trabajo para el que nunca descansa y que irónica y sorprendentemente es el único que me da el descanso anhelado y trae verdadera paz a mi alma.
Hoy, en otra ciudad, con otros rostros distintos, con otro paisaje y otro clima, le alabo a Él, porque mi vida es como nunca imaginé, como siempre esperé. Porque en nuestros corazones está el deseo de vivir en el propósito eterno para el cual fuimos creados, y hoy, cuando caminamos en él, a pesar de nuestros errores y tropiezos, caminamos en la esperanza y la plenitud en la que fuimos llamados. Hoy, aunque nos cansemos, como dice Javier, sabemos del verdadero reposo, y no importa que nos cansemos, no importa Padre. Hoy te ofrendo mi cansancio, mis fuerzas, mis ganas, mi soledad, mis amigos, mi llanto, mi risa y mi Vida entera, para estar contigo siempre, para cansarme por tí, contigo y descansar en tus brazos....

sábado, 12 de julio de 2008

El cansancio y el reposo

Una más sobre el tema, quizá por que estoy en la tensión, o en la etapa de los cansados...

No es tan agradable darse cuenta que el cansancio es, mientras pasan los años, compañero mas cercano en el camino. No es tan manejable, o entendible, por que uno podría pensar que el cansancio es para quien suma a sus vivencias décadas y décadas, y no unas simples primaveras. Digo simples por consuelo de los días que pasan, en realidad siempre las primaveras tienen matices de complejidad. ¿De qué se cansa uno?... depende. No siempre es un cansancio físico necesariamente, a veces es una especie de hartazgo del alma, una fatiga que no muy se entiende, pero que se lleva a cuestas como una carga silenciosa, que crece de a poco y por cada paso dado.

Es vivir todo el tiempo en una necesaria tensión, entre cansancio y reposo, es la ley de un cuerpo caído y una esencia corrompida: el cuerpo se agota al final del día pero se renueva durante la noche, en un ciclo común. La mente se cansa y el espíritu, pero siempre hay oportunidad de que regrese a su estado natural; a la quietud de una estrella estática, un árbol plantado junto a un río, una piedra en una gran montaña, una nota musical suspendida, un vientre de una madre.

Deseo no sentirme cansado aún; todavía tengo firmes mis piernas para seguir caminando y mis manos aún pueden cerrar en puño, mi mente aún trabaja y mi espíritu no se ha desvanecido, mis ojos siguen abiertos y mi cuerpo todavía se levanta por las mañanas listo para articularse con el tiempo y no dejarlo detenerse. Si soy amante de la cama, mi cuerpo es aferrado al descanso, pero no siempre mi mente o mi alma. Éstas solo descansan con algo más tierno que una pila de almohadas de pluma, necesitan más que un par de noches sin ruido, necesitan unos brazos firmes y unos profundos susurros al oído, de palabras cálidas y eternas, de fiel compañía y si acaso de fuertes rugidos como de un León para ahuyentar toda fatiga, que agota el alma, que cansa la mente, que inquieta los adentros no dejándolos descansar. Cuando estoy cansado así, no necesito el silencio de la noche, necesito delicados pastos y la compañia de aquel Pastor digno, necesito regresar al vientre para volver a nacer sin cansancio.

Quizá lo bueno de vivir con el cansancio es, que llegará el día en que pueda descansar mas que profundamente en los brazos de mi compañero de camino, el Pastor de los cansados, para por fin reposar en esos pastos de ensueño, como un árbol plantado junto al río.

martes, 8 de julio de 2008

El hallazgo

Por la noche, cuando me toca caminar, veo con tristeza las miradas de aquellos que no tienen forma segura de regresar a casa, porque el transporte público ya no pasa y lo obligan a caminar largos caminos oscuros inseguros. Y me pregunto dos cosas, ¿No vale la pena arriesgarse y hacer cuanto puedes por ayudarles? ¿Acaso quien dirige no escucha su silencio y temblar de dientes cuando camina viendo trás el hombro si no lo sigue un extraño?

Pensando en ello ocurrió esto que te cuento, ocurrió una noche cuando yo regresaba a casa, hasta ese momento, nada especial había ocurrido, pero en ese instante algo sucedió: No fue un evento extraordinario, sino todo lo contrario, sencillo y simple, como todas las cosas lindas, a tal grado que nadie fuera de mí lo pudo ver. Y no lo digo para enorgullecerme, simplemente deseo compartirte aquel hallazgo.

Esa noche el taxi se detuvo en una esquina, todavía no era muy tarde, algunos comercios continuaban abiertos, por las anchas aceras caminaban las últimas personas preocupadas por alcanzar el transporte que las llevara a casa. ¿Has visto con tristeza la mirada de aquellos que se preocupan porque no habrá transporte que los lleve a casa? En esa esquina, una empleada de farmacia comenzó a cerrar, pero antes, arrojó por la puerta un adorno grande hecho con globos de color azul y blanco, viejo, pues ya no flotaba.

Justo en aquel momento un par de niños venían por la acera jugando a unos cuantos metros delante de su madre, entonces vieron el adorno de globos en el suelo, justo donde la empleada los había lanzado con desprecio. Al tener delante suyo semejante tesoro, sus ojitos se abrieron contentos por el hallazgo, inmediatamente su imaginación los llevó a planear mil y un maneras de cómo usarlos al día siguiente para tener tiempos de diversión. El más pequeño de los dos, un niño no mayor de cinco años, tomó entre sus bracitos cuantos globos puedo, los acercó a su rostro para que sus morenas mejillitas sucias por el rico chocolate que venía comiendo, pudieran rosar con aquel tesoro.

El semáforo pronto cambió de color, me raptó de aquella tierna escena, nada supe del destino de aquel adorno hecho con globos color azul y blanco, viejo, pues ya no flotaba. No supe si se convirtió en diversión para aquel par de niños durante el camino a su casa y al día siguiente, o si su madre les prohibió llevarlo con ellos. Cuando el auto se movió, intenté ver por el espejo lateral para despejar mi curiosidad, pero un puesto de revistas y un vendedor de elotes cocidos enteros y en vaso, me impidió verlo. En fin, también ocurrió después de las diez y cuarto....

lunes, 7 de julio de 2008

Soné

Soñé que tenía mariposas en los ojos… que aleteaban.. que sonreían cuando te veían venir, que fumaba mi razón constante y que nada me dolía, que era más ligera y menos arrogante. Que caminaba más y dormía menos, que escribía menos y descansaba más…

Soñé que sabía el color exacto de tus ojos y no me confundía con ningún otro tono de voz, que sabía exactamente lo que tú querías que hiciera y me amabas sin importar lo que hiciera o no hiciera yo.

Soñé que me esperabas del otro lado de la gran puerta azul que tanto me ha llamado la atención, que me invitabas a perderme en ti, en cada sonrisa, en cada poro de tu piel, en cada herida, en cada clavo, que me amabas tanto que yo no lo podía resistir…

Soñé que el tuyo era de esos amores que arrebatan todo y por los que uno está dispuesto a dejarlo aún más, a cambiar de nombre si es preciso, o a caminar con los ojos cerrados pero confiada en que me sostienes, soñé que ya saboreaba tus huellas con mis pies descalzos… que no había más contentamiento que en seguirte, que no tenía nada, ni todo, que eras mi deleite…

Soñé la realidad.

viernes, 4 de julio de 2008

Dónde estabas????

Dios a Job. en el 38:4 de su libro.

"¿Dónde estabas tú cuando fundaba yo la tierra?

Indícalo, si sabes la verdad.
¡Dímelo, si de veras sabes tanto!
Dímelo si tienes inteligencia.
Házmelo saber...
¡Indica mihi si habes intellegentiam!
הגד אם ידעת בינה ”

Me metí entre Job y Dios, ellos ya llegaron a un acuerdo.

¡Nosotros todavía no!

¡Me metí!...

¿Dónde estabas tú Gigante? ¡Dímelo! Por que tú lo sabes todo...

Yo estaba muerto, o ni la vida estaba en mí, aún, ¡que es lo mismo! Con esa pregunta pude haberme despertado, por que si muerto no se nada, ¿quién dice que vivo lo se todo? ¿Algo siquiera? ¡Yo estaba sin vida! ¡Ni en propósito si quiera! No sabía nada, ni siquiera pretendía, ni cuenta me había dado que pude haberlo imaginado, soñado, comprendido, entendido, masticado, contestado. Quizá yo estaba en el polvo, o ni en la infinitesimal partícula de algún intento de polvo. Creo que en el universo siquiera pude haber estado, en ninguna parte. ¡No se nada! ¡Mucho menos tanto! ¡No se dónde estaba! ¿Escondido entre matorrales? ¿Desnudo? ¿Hambriento? ¿Avergonzado? Quizá estaba al lado de Job masticando la pregunta, o escarbando la tierra para llegarle a la raíz, con las manos llenas de lodo, o las uñas invadidas de tierra buscando una respuesta.

No se dónde estaba. Mucho menos se tanto. La verdad es muy grande para mí. Mi inteligencia está tan limitada. Pero tú si sabes. Tú estabas ahí. Tú lo iniciaste todo. Dime dónde estaba yo. ¿Si estaba desnudo y detrás de un arbusto? O simplemente no tenía vida aún. Estaba muerto. Mejor sería estar callado sin intentar una respuesta o insistir tanto en la negativa. ¡A mis adentros Calla! ¡Guárdalos en absoluto silencio! Como en esa ocasión, no podía estar, mucho menos articular una respuesta o una gran batalla por entenderlo. ¡No se la verdad! ¡No se tanto! ¡No tengo inteligencia! ¡No puedo hacértelo saber!... Yo no se dónde estaba. Tú lo sabes todo. Tú sabes dónde he estado en medio del universo. Tú eres quien me encontró como una aguja en un pajar, con la absoluta destreza de todo un encontrador. Yo sólo estaba muerto, o sin vida, que es lo mismo. Ahí, tú estabas creando el universo.

martes, 1 de julio de 2008

Salmo 131… un reto al corazón del hombre, una oración anhelada

Salmo 131 (Latinoamericana)

“Señor, mi corazón no es engreído, ni mis ojos altaneros: no he tomado un camino de grandezas no de prodigios que me superaran.
Al contrario, tranquila y en silencio he mantenido mi alma, como un niño saciado que se aprieta a su madre; mi alma en mi nada reclama.
¡Que Israel cuente con el Señor, desde ahora y para siempre!”

¿Cómo está hoy mi vida? ¿Qué cosas me preocupan? ¿Qué cosas están en mi mente?

Ayer que terminaba de preparar la exposición, caía en cuenta de lo lejos que tantas veces estoy de poder orar de la forma en que David lo hacia en este salmo y es mi oración que podamos escuchar desde el corazón de David, quien muy probablemente lo escribió, su anhelo por Dios y que la profundidad de su relación con el Padre nos anime a conocerle más en intimidad.
Los salmos son poesía, son las expresiones del hombre ya sea de forma individual o colectiva dirigidos a Dios, y de hecho el tema central es Él. Hay una variedad de temáticas: arrepentimiento, venganza, dolor, amor, dependencia, tristeza, gozo…

Salmos de ascenso o peregrinaje
No se sabe específicamente cuando fueron escritos o bajo que circunstancia, pero se reconocen como los salmos del peregrino, y muy probablemente están en el contexto del viaje al templo en Jerusalén para celebrar las fiestas. Lo que sí podemos saber es que eran para un viaje, nos hablan de lo que un viajero o un grupo de viajeros experimentan durante algo así.
La incertidumbre, el asombro, a veces el miedo…eso había en los viajes antiguos y en los de hoy también. Pero pensemos, ¿no será que nuestra vida puede ser también un eco de este tipo de viajes, una especie de ilustración?
Los salmos de ascenso están divididos en grupos de 3, que hablan de experiencias diferentes: hostilidad, falta de recursos, amenazas, etc…y el salmo en el que habremos de meditar está junto con otros 2, los cuales hablan principalmente de las amenazas internas: del alma, del corazón y de aquello que pone en dificultades al viajero, pero que no significa que otros le estén provocando, sino él mismo.
Ahora creo que sé porque este salmo ha estado tan cerca de mi corazón los últimos años: habla de la búsqueda constante del hombre por Dios y del hombre por entenderse a sí mismo en él, y de sus anhelos, dificultades y sentimientos más profundos, expresados y con la certeza de ser escuchados por un Dios de amor y un Dios eterno que ha hablado a su creación.

El salmo comienza así: “Señor, mi corazón no es engreído ni mis ojos altaneros” (no es orgulloso, ni me creo más de lo que soy… HUMILDAD como fruto de conocer a Dios, de saber que lo que somos y tenemos viene por gracia no da lugar al orgullo). Cuando el corazón es orgulloso, no agrada a Dios, no reconoce a Dios, y hay diferentes formas de manifestar orgullo: pensando que lo merecemos todo, pensando que somos mejores que otros porque oramos más, servimos más, sabemos más, nos damos cuenta de más cosas. Pero la verdader ahumildad viene de saber quienes somos en Dios y de conocer a Jesús, de verle y darnos cuenta que él se humilló y que no podemos pensar que somos más que el mismo maestro. Decía en una ocasión un hermano: de rodillas ante el Cordero es la mejor forma de voltear a ver a mis hermanos, ahí no hay lugar para los ojos altivos o altaneros. Ahí todos estamos reconociendo nuestra necesidad de Dios. Pero, ¿saben?, nuestra tendencia humana no es ser humildes, sin embargo Dios honra a quien lo es….la vida de Ezequias, nuestras vidas…

v.1b “No he tomado un camino de grandezas ni de prodigios que me superaran”
Hijoles, aquí si que yo me declaro culpable, jej… ¿Cuál es nuestra tendencia? Que otros nos vean, que otros sepan que somos buenos, de ser alguien en la vida, de ser reconocidos… pero aquí hay algo que llama mucho mi atención… no creo que sea malo soñar por ver grandes cosas hechas para la gloria de Dios, al contrario, pero muchas veces queremos que pasen cosas grandes, queremos ser los grandes siervos (qué irónico, ¿no?) pero nos olvidamos de la CRUZ. Tal vez ustedes aquí me digan que Jesús todavía no aparece, pero Dios es el mismo, y Jesús nos dice cómo es el carácter de Dios, y para Jesús no había Corona sin Cruz y nosotros somos invitados a tomarla también. A identificarnos con él, a sufrir con él, a pagar el precio, no a buscar nuestra grandeza y nuestra gloria. Sin embargo, si leemos el evangelio de Juan, que habla mucho de la gloria de Dios, Jesús le daba gloria al Padre al hacer lo que había visto de él, al humillarse, al sanar, al darse a conocer, al amar, al hacer la misión a la cual había venido a la tierra, y Jesús oraba que Dios le glorificara para que él pudiera glorificar al Padre. Que esa nuestra oración. Que nuestra oración pueda ser como la de David. Que nuestro corazón esté en el lugar correcto, Dios honra a quien le honra.

v. 2 “al contrario, tranquila y en silencio he mantenido mi alma, como un niño saciado que se aprieta a su madre:”
Qué difícil en nuestro mundo actual que nuestra alma esté en silencio, nuestro ser estén en paz y que haya total tranquilidad en nosotros. Realmente vivimos muy rápido, nuestra mente corre aun cuando nos detenemos, el que no se mueve no llega, quien no habla no se escucha, hay que hacer, hacer, hacer...eso grita el mundo, y Dios lo conoce y muy seguramente David conocía las muchas demandas y cosas que mantienen ocupada la vida, la mente y el corazón.

Mi mente corre despiadadamente, creo que tengo que realmente buscar un tiempo especial durante la semana para tener un tiempo y buscar descansar en el señor, pero mi mente y corazón tardan en aquietarse. Y sé que muchas veces es por que no descansamos, y no descansamos porque nos cuesta confiar y nos cuesta confiar porque no conocemos lo suficiente a Dios y no me refiero con nuestra mente, sino en la intimidad. Creo que ese es el llamado de Dios, y creo realmente que David puede llegar esta declaración no solo por lo que sabe o ha escuchado de Dios, sino porque esto es parte de una experiencia personal con él. No sabemos que cosas había pasado David en este salmo, pero definitivamente su conocimiento de Dios era de alguien que estaba cerca de él, y me encanta porque la oración de Jesús y el deseo de Dios es que le conozcamos a él, porque en él está la Vida, en el está la VIDA, esta TODO.
La ilustración es verdaderamente sorprendente: pienso en un niño saciado en el regazo de su madre, tal vez no hay imagen de alguien más satisfecho, confiado, contento, que sabe a quien le pertenece, que se sabe amado, protegido, que nada le falta, nada le importa y está seguro… que podamos nosotros experimentar lo mismo y orar de esta forma de manera continua.

Mi alma en mi nada reclama. Y preguntaba a Dios ¿cómo Señor? Si hay infinidad de cosas que reclaman mi atención, que ocupan mi mente. Pero me doy cuenta que cuando hay reclamos es porque hay deuda, enojo, tristeza, hay más voces, otros dueños de mi supuesta paz. Nuestro corazón se encuentra dividido… pero cuando no hay reclamos, es cuando hay paz. Es cuando el alma reconoce que todo lo que es, lo que tiene, lo que puede hacer, lo que ama y lo que espera descansan en un Dios Padre lleno de amor y digno de confianza. Se basta con conocerlo, con saberlo cerca, con escucharlo y dejar de escuchar las demás voces siempre demandantes del mundo y de nuestro interior, es escucharlo a él. Aquí creo que podemos agradecer la relación de David con Dios. ¿Saben? Creo que la mejor forma en que podemos servir a otros es con nuestra propia relación con Jesús….

Y el salmo termina así: Israel, pon tu confianza en el Señor desde ahora y para siempre, desde el día de hoy…y cambiemos Israel y pongamos nuestro nombre. El es digno de confianza y si ustedes no lo sabe o no lo ha comprobado todavía esa es la primera invitación que hago: conózcanlo, él nos dio a Jesús y en su vida, muerte y resurrección está presente el amor de Dios que se entrega a si mismo por la humanidad, que se hace al alcance de nosotros y nos permite relacionarnos nuevamente con Dios. Y para aquellos que ya le hemos aceptado, ¿lo que conozco de Dios me permite decir las cosas como David las decía? ¿Qué cosas están ocupando mi mente, mi corazón? No solo entreguémosle eso a Dios, no solo le traigamos la carga, la invitación es a aprender de Él, a conocerle.

Confiemos, esperemos, conozcámosle….
Gracias Señor.