Y dijo: no puedes pedir lo que no están dispuesto a dar, no puedes buscar lo que no se deja encontrar, tampoco puedes esperar lo que no va a llegar, mucho menos conseguir lo que desde un principio se te va a negar. Estas condenado a consumirte mientras pides, a hundirte dentro de ti y en tus tormentos sin encontrar, a ser desahuciado, a vivir en la espera, destinado a ahogarte en tus palabras o silencios, a ser expuesto a tus propios sentimientos, sin considerar el tiempo.
¿Hay otra opción o alternativa? A menos que sea superfluo, el corazón te obligará a no desistir, a manera de lento martirio, que no tendrá resultado ni podrá invocar al Santo. ¿Pues acaso la razón y la lógica no puede asumir el control por vez primera? ¡Ah, estatua de cascarón y muralla de engrudo que se rompen y que caen con una sonrisa o una mirada! ¿Ya es tiempo otra vez de destruir y quedar indefenso? Dulce canción de la espera, ya parece que vuelvo a descifrar tus notas, hoy que parecía te habías ido de mi memoria.
Acompáñame entonces tú a remar en el mar de ideas y argumentos, propio de los que aran el mar, que se van lento, que se quedan atrás, aquellos ingenuos que se enamoran de la estrella polar sin poderla alcanzar. Comparte conmigo la amistad, enemigo mío que te llamas silencio, acompáñame a colorear las imágenes del futuro, querida ingenuidad; siéntate a mi lado esperanza y repartamos el tiempo, la primera mitad la tomo yo, que con gusto la curso pero si te quedas a mi lado.
2 comentarios:
Que profundo y que bálsamo. Lo digo desde el quebranto...
coincido con Javier... saludos Abdiel!! me encantó el escrito!
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