No hay un tema para las siguientes palabras, de esas un tanto dispersas, así como la mente de uno en ocasiones. Sin embargo, lo maravilloso no son mis palabras, sino que el mismo Creador quiera escuchar a la obra de sus manos y entable dialógo con nosotros...que se comunique y que su afán de responder lo haya llevado hasta la muerte.
Ahí, en medio del mundo cruel y despiadado, del que roba el pan al pobre y se olvida del que llora en su debilidad, me resisto a sobrevivir tan sólo, me resisto a no gritar con el que sufre o ignorar el llanto ahogado con la almohada. Me levanto con el que lucha por la vida, aún cuando no comparta mis amores, sufro como todos, siento como algunos, vivo como pocos soñadores. Dudo, me inquieto, he caído y seguido me rindo. Casi a diario despierto sin quererlo, y me arrodillo a consciencia de la debilidad, vulnerabilidad y en agradecimiento.
Si me detengo, vivo, corro y veo pasar la vida apresurada, y El Camino se confunde con otras veredas, otros atajos. Y me detengo a mirar, por dónde han caminado, cómo lo han hecho, qué han construido, pero no puedo seguir por ellos, el propio es diferente, es propio, es mío. ¡Ya no quiero! ¿No te lo he dicho ya? ¿Por qué me dices que Tú sabes realmente lo que quiero? ¿Por qué no tomas en cuenta mis debilidades y mis palabras cuando surgen de la confusión, la vulnerabilidad y la incertidumbre? ¿Por qué sí me respondes cuando clamo en esas condiciones? ¿Por qué lo haces así y lo dispones así? Te quedas callado y me miras, no puedo contra esa mirada. Esa que no responde, esa que invita a caminar, a construir, a esperar nuevamente, a confiar nuevamente, y yo que no termino por entender…sólo ruego Tú paciencia.
Te amo Soberano Señor.
1 comentario:
Lei... admiro la honestidad, eso nos hace seres reales, y así prefiero conocer al Señor, por que Él es honesto... gracias.
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