Luz y sombra.
Grave y agudo.
Grito y silencio.
un camino para el hombre.
Un viaje que aturde a la razón.
Aun después de 17 siglos oscuros. Descubrir la tumba de Alejandro, Podría parar el corazón de más de un arqueólogo.
Encontrar la musa de Neruda, podría ser un elixir de éxtasis continuos, que apresurarían la muerte.
Devorar la pintura poli angular de Siqueiros, en el sótano de don Torcuato, haría nacer a cualquier ignorante Sediento de sueños.
Ver descender la serpiente de Quetzalcóatl;
Cavar al ritmo del sol;
Inyectarse 20 jeringas de heroína al mismo tiempo;
Carcajearse de la tristeza en una plaza;
Ver lo que esconde en su morral el horizonte;
Seguirle la pista a Sherlock Holmes;
Deshebrar la historia estéril de México.
Tener una cita con sor Juana.
Cambiar el último aliento por un beso.
Eso es luz y sombra. No se puede estar en todo y a la vez en nada.
Un viaje que aturde la razón.
Mientras un bebe observa una cascada de luz, y extiende sus brazos para usarla como espada.
Yo estoy frente a la playa tratando de cambiar mi lugar con una piedra.
Una piedra que aun sin tener brazos se estira, para retener la espuma del mar.
Una piedra que aun sin conocer de sentimientos, es acariciada por las lágrimas del sol.
luz y sombra se resbala por sus innumerables rostros.
Y yo aquí en el viaje que aturde a la razón.
En el viaje donde mis pies ya no caben en la tierra.
Donde los boletos “hacia donde sea” no existen.
Aunque brinquemos de sueño en sueño, de reflexión en reflexión.
luz y sombra.
Tiempo y silencio. Un solo camino para el hombre.
miércoles, 1 de julio de 2009
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