Una breve reflexión que puede dar para más:
Tanto el ministerio como la vida, se han hecho para vivirse desde la fragilidad, solo así somos capaces de reconocernos como verdaderos discípulos que crecen en la Gracia y la reconocen.
Javier L.
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2 comentarios:
De acuerdo. La fragilidad, la vulnerabilidad y la debilidad no son obstáculos o defectos, vivimos con ellos y son compañeros del camino. Siempre nos hacen re-conocer al que nos ha llamado para si mismo.
Cuando así vivimos, renunciamos al deseo de controlarlo todo, nos ubicamos como criaturas ante el Creador, y así es mejor vivir. Me quedo con una antigua frase que hizo eco hace cientos de años. "No eres más que un hombre y no Dios, aunque hayas igualado tu corazón al corazón de Dios." (palabras del profeta Ezequiel)
es cierto, Javier...es mi fragilidad que me ha llevado a crecer en la humildad, y en la compasión por los que, igual que yo, hemos fallado en muchas formas, pero que (esperemos) nos han permitido apreciar mas la plenitud, la magnitud, la belleza de la Gracia divina...que es gratis pero costo todo a Cristo...
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