domingo, 19 de octubre de 2008

Sentado en el puerto viendo el horizonte

Salmo 29

Tributad al Señor, oh hijos de los poderosos,

Tributad al Señor gloria y poder.

Tributad al Señor la gloria debida a su nombre;

Adorad al Señor en la majestad de la santidad.

Voz del Señor sobre las aguas.

El Dios de gloria truena,

El Señor está sobre las muchas aguas.

La voz del Señor es poderosa,

La voz del Señor es majestuosa.

La voz del Señor rompe cedros;

Sí, el Señor hace pedazos los cedros del Líbano;

Y como becerro hace saltar al Lñibano;

Y al Sirión como cría de búfalo.

La voz del Señor levanta llamas de fuego.

La voz del Señor hace temblar el desierto;

El Señor hace temblar el desierto d Cades.

La voz del Señor hace parir a las siervas,

Y deja los bosques desnudos,

Y en su templo todos decimos: ¡Gloria!

El Señor se sentó como rey cuando el diluvio;

Sí como rey se sienta el Señor para siempre.

El Señor dará fuerza a su pueblo;

El Señor bendecirá a su pueblo con paz.

Y desdepués, sentado imaginado tal escenario se me vinieron a mi mente como lluvia torrencial las imagenes, que yo plasmé de la siguiente manera....

A galope viene,

A galope va,

Los carros del Señor levantando olas va,

Su estela cual huracán.

A galope viene,

A galope va.

Y su manto cubre el cielo y oscurece al sol,

Su voz cual trueno

Y el brillo de sus ojos rompe la oscuridad.

Sus palabras golpean la costa,

El aliento que sale de su boca congela la roca.

A galope viene,

A galope va.

El carro del Señor recorre la circunferencia y hace entrar en orden a la Mar.

El Señor ríe, el Señor canta

Y la creación a sus pies disfruta de su paz.

Aunque el hombre débil tenga que buscar refugio de la tempestad,

Mi confianza está en el Dios de toda potestad.

A galope viene,

A galope va.

El carro del Señor levantando olas,

Agitando a la Mar,

Su estela cual huracán.

Y el hombre en la costa al ver distante el brillo de su mirada y pos los cielos su manto agitar busca seguridad en su hogar,

Pues la fuerza de su aliento arranca de raíz al árbol y aún a la palmera puede desagarrar.

A galope viene,

A galope va.

Los carros del Señor levantando olas,

Agitando a la Mar,

Su estela cual huracán.

No hay comentarios: