lunes, 25 de agosto de 2008

Fuí recordada de la Vida

Estaba recordando...sí, recordando el día de hoy cuanto le necesito, y en el preciso momento en que me sentía cansada, sin ganas o motivación algo me recordaba quien soy, quien me ha tomado, a quien le pertenezco, de quien dependo y en quien descanso.
Pensaba también en la fragilidad y desde la fragilidad, y para un corazón que arde apasionado y una mente que piensa analíticamente el confrontamiento es incesante y sólo el dador de la Vida, el que aparta las tinieblas de la luz y el que trae un nuevo orden, pueden proporcionar las palabras que sostienen, esas que necesito, que tanto necesitamos.
Hoy comentaban en la célula: "Jesús le deja al hombre encontrarse consigo mismo y con los suyos, Jesús le dice quien es Él al entrometerse en su vida y transformarla para siempre, y este hombre, el endemoniado gadareno, ya no piensa en otra cosa que seguirlo". Jesús le responde que vaya con los suyos y les diga lo que el Señor había hecho con él.
¿Qué ha hecho el Señor conmigo? ¿Será que he ido con los mios, con los de mi generación y les he contado lo que Jesús es capaz de hacer, de sus Palabras que sostienen la vida y que en medio de mi propia fragilidad e incapacidad son las únicas que dignifican al hombre y la mujer, las únicas que nos hacen detenernos a escuchar en medio de tantas voces y que nos cautivan? Nos cautivan porque nos sostienen, se encarnan, rompen los silencios y callan las demás voces que prometen pero son huecas y vacias.
Hoy era recordada de cuánto te necesito, que en Tí está la Vida y que tus Palabras tan reales son las que dan a luz la Vida.
Señor, que mis palabras también se parezcan a las tuyas, que den Vida, que apunten a la Vida y que luchen por la Vida.

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