lunes, 23 de junio de 2008

Diálogos...

¿Qué veo? Esa capacidad dada por el Creador, no solo de ver figuras, colores, formas, sino de observar intenciones, dolor, gestos, sentimientos, clamores. ¿qué veo? ¿qué escriba? ¿quieres que escriba hoy Padre? Veo dolor, sufrimiento, venganza, enojo, egocentrismo, desesperanza, ligereza, indiferencia. Pero ya sé, la pregunta es: ¿Qué hay detrás de eso? Hay preguntas. Preguntas no resueltas, respuestas insuficientes, dioses incompletos. ¡Hay cansancio! Eso es, hay cansancio, es cansancio heredado, cansancio de nada, aburrimiento, nada encaja. ¡ey! Pero también veo risas, búsqueda, gritos, placer, experiencias, emociones fuertes, válvulas de escape, pero hay entrega en ocasiones, amor en ocasiones, pasión, dudas casi siempre, ánimo de caminar, ánimo por descansar. Si se escucha de verdad, hablamos la verdad. ¿Quién escucha? ¿tú escuchas? ¿yo escucho? ¿me escucho?

Reprimimos la crítica por amor a las normas, no será suficiente. Si callamos a quienes gritan, los matamos ahogándolos. ¿qué hacía Jesús? No callaba, caminaba, escuchaba, se ensuciaba y respondía al corazón, quebrantando toda posible regla que no diera el lugar que el hombre tenía. ¿por qué aferrarnos a lo que sabemos y conocemos si eso ya no responde? Jesús, si responde, la Iglesia no lo está haciendo. ¿En qué momento dejamos de ser el corazón, los pies y las manos del nazareno?

Jesús parece tan distinto que el imaginado entre cuatro paredes, sus formas son tan incomodas, tan poco convencionales, pero conocer a una persona requiere tiempo, compromiso, entrega y preguntas, incluso de las irreverentes. ¿Qué nos hace pensar que Jesús cabe en nuestros moldes sociales? ¿o que los nuestros son lo mejores? ¿Por qué no pensar que cuando otros critican a Jesús, en verdad critican la envoltura con la que lo queremos ofrecer y las formas impuestas de nuestro contexto? ¿Por qué no dejamos que Jesús vuelva a trastornar nuestro mundo como lo hizo hace mucho para que otros lo conozcan a Él?

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