jueves, 1 de octubre de 2009

Entre hombres…

De algo estoy seguro, nunca dejaré de encontrar mujeres atractivas en mi camino. Indudablemente están por doquier, me asaltan cuando menos lo espero, y a menos que tenga una postura clara y definida ante tal situación , seguiré en el mismo ciclo de ver-codiciar. Hay definitivamente varias cosas que me molestan de este asunto.

La primera es que ofendo a Dios con estas acciones. Mi relación con Él se ve afectada y se hace distante, como alguien que se siente traicionado me deja sentir su ausencia. 

Me molesta que mi percepción se nubla al  ver a estas hermosas mujeres como objetos y no como personas, donde lo que importa son mis necesidades.

Tercero y no menos importante es pensar en mi hermana y mi mamá, ¿acaso me gustaría que alguien mas las tratara así? Por supuesto que no.  ¿Por que soy tan imparcial? La codicia es un escalón en la escalinata de la perversión y de las violaciones e infinidad de abusos contra las mujeres. Me da tristeza  lo que estas personas pueden llegar a cometer. También me doy tristeza cuando actuó de esta manera.

Creo que puedo vivir mejor en libertad, tomando la decisión de no voltear, digo no es posible dejar de ver, pero si de mirar. Pero lo mejor de todo es la comunión con Dios, una comunión que a medida que camino con El se vuelve mas estrecha.

Gran parte del conflicto de esta tentación es la percepción de que evitar mirar a una mujer  va contra la naturaleza de los hombres. Si eres hombre, se supone que debes hacerlo. ¿O qué , no eres hombre? Es algo que usual e inconscientemente pensamos los varones.

¿Quien define la masculinidad? ¿Como definimos quien es hombre? Varias respuesta vienen a la mente; la sociedad, la familia, la religión…

Un amigo me dijo esto una vez:

“Jesús es tu  modelo de Hombre” 

Es mi deseo ferviente ser como El, y aunque mi cuerpo me lo pida , y los químicos se revuelvan en mi para hacer lo que no quiero (aquí entiendo muy bien al apóstol Pablo) , quiero ser tajante como José el soñador y darle la espalda a la inmoralidad y aquello que me aleje de una perfecta comunión con mi Salvador.

1 comentario:

Alejandra Ortiz dijo...

Buena reflexión. Siempre es interesante leer a un hombre hablar sobre masculinidad-hombría-machismo, porque los patrones culturales nos hacen pensar que las cosas así son y no hay nada qué transformar. Sin embargo, Jesús actúo, pensó y vivió de una forma muy diferente, y otra historia fuera sí dejáramos que él definiera nuestras relaciones entre hombres y mujeres y el trato de unos para con otros...Un abrazo!