sábado, 24 de enero de 2009

El mañana...

¿Qué hubiera sido si tuvieramos la capacidad de ver el futuro? Me da la impresión, que así hubieramos podido ver todo lo que le hicimos al mundo en el mañana, habríamos visto los desgastes que le ocasionamos y, con un poco de suerte, hubieramos cambiado el rumbo. Ver el mañana hubiera sido interesante, así sabríamos sobre nuestra propia muerte, o sobre nuestros hijos, lo trágico, lo amable, lo hermoso y lo doliente. ¿Pero quién hubiera querido vivir así? Conociéndolo todo. Nadie, creo. Mejor vivir viviendo, sin saber el mañana con exactitud, teniendo la oportunidad de poder confiar en alguien que puede controlarlo todo. No uno, uno no tiene control de nada, ni lo tendría al saber su porvenir mirando una bola de cristal. Así, aquello que llamamos esperanza dependería de nosotros, así la fe no sería lo que es, y la confianza sería algo comprado a muy bajo costo.

Cuando pienso en mañana, suelo tener un suspiro de esperanza, a veces un dolor de cabeza. Soy de la generación a la que el mañana podría saberle poco, o nada, a la que contar el tiempo no le sirve de inspiración. Pero decidí vivir en un espacio diferente, en donde el mañana representa una promesa, un regreso al origen, un camino sin retorno, una meta incomparable...

JavierL.
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1 comentario:

pamela dijo...

por cierto, prefiero no saber el futuro. me encanta la sorpresa, me fascina lo novedoso...y cuando vengan los momentos de dolor o tristeza, prefiero enfrentarlos en el momento, no anticiparlos. creo que esto me robaría del gozo de la vida...y por eso abrazo el incertidumbre. paz, amigo.